
Todo laberinto tiene una salida. Si no fuera así, no se trataría de tal; se aludiría a un infierno. Pero no en todo laberinto la salida se encuentra a la mano; sin duda, y para encontrarla, hay que enfrentar una maraña.
En “Hacia una crítica de la razón mítica”, Franz Hinkelammert se adentra en el laberinto de la modernidad –como lleva por nombre el subtítulo de su obra. El autor precisa que “la entrada a [éste] laberinto ha sido inevitable porque no se sabía que se trataba de un laberinto. Las promesas del camino parecían espléndidas, y una vez adentro se perdió la salida”. Todos conocemos las consecuencias de esa entrada. Las sociedades –o al menos los sectores mas dinámicos y solidarios de las mismas– prosiguen buscando el camino para dejarlas atrás. El esfuerzo es permanente, pero, aunque en ocasiones se encuentra el punto de salida, vuelve y se adentra en el dédalo que por momentos parece infierno.
Llevados de la mano del filósofo, de las preguntas que se abren, el camino se hace más prometedor. Hay comprensiones, momentos, en los cuales se explica el porqué del ser humano y de las negaciones que lo convierten en cosa. Al final, tras seis capítulos –cada uno con excursos– y una introducción, está la puerta de salida, que fue la de entrada: abandonar el capitalismo, zigzagueante sistema que rompe toda esperanza y destruye al propio ser humano.