Guillermo Hoyos cree vehementemente en la opción por la comunicación, en el encuentro con el otro, en la posibilidad del entendimiento, por ello ha optado por la ética discursiva, una filosofía que apuesta por el diálogo como forma de racionalidad, como espacio de emergencia y expresión de la diversidad, como el lugar natural de los sentimientos morales, como la contracara de la violencia, en suma, como aspiración de humanidad, de humanización.
Para Hoyos, además la filosofía práctica nada puede decirles a los ciudadanos que aspiran a vivir en sociedades cada vez más democráticas si no es desde el mundo de la educación. El educador, el maestro ha de reconocerse, de este modo, ciudadano de dos mundos, habita la academia en la medida en que establece una relación directa con el conocimiento y tiene la invaluable tarea de permitir, de propiciar que los alumnos les otorguen sentido a las ciencias, a la cultura, y reside en el mundo de la política pues no hay acción educativa que no haga mella en la subjetividad individual y en la comprensión de la vida en común.
Un pensamiento de este tipo relaciona creencias y acciones, saberes y realizaciones, configura un universo simbólico en el que las cosas diferentes en absoluto se alinean en una lógica de opuestos, en sus palabras: “la academia sería el lugar de la convicción mientras que a la política le tocaría el lugar de la responsabilidad” in-escindibles, complementarias. De estos asuntos y otros muy cercanos es de lo que trata este libro, que compila sus principales textos publicados y otros inéditos, en torno a una teoría discursiva de la educación.
Prólogo
Introducción
PRIMERA PARTE. EDUCACIÓN MORAL Y FORMACIÓN CIUDADANA
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
SEGUNDA PARTE. FILOSOFÍA MORAL Y POLÍTICA
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
TERCERA PARTE. SOCIEDAD CIVIL Y DEMOCRACIA
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 12.