¿Qué pasaría si el último aliento fuera posible enfrascar el alma, para luego sustituirla en un cuerpo nuevo? En el ultimo suspiro del conquistador, Pedro Miguel se hace esta pregunta, y a través de Jacinta, una excéntrica antropóloga veinteañera, nos adentra en las aventuras e infortunios-tanto del presente como el pasado y el futuro- suscitadas por el dese de conocer la posibilidad de tan misteriosa práctica. Así pues, Jacinta nos muestra que la botella encierra as que solo el último suspiro del mismísimo Hernán Cortes, contiene los miedos y las pasiones de cualquier ser humano, el miedo a la muerte y sus inseguridades ante la vida.