
La tercera etapa, que recién comienza, considera que los seres humanos tenemos una historia que remota hasta los primeros seres vivos, lo que implica situarse en la perspectiva de miles de millones de años. El cerebro, considerado evolutivamente, es estructura, pero también, y al unísono, comportamiento. En los últimos años, algunos psiquiatras se han interesado en las teorías evolucionarias (filogenéticas) y evolutivas (ontogenéticas) y del cerebro global. En la medida que estas teorías explican coherentemente el comportamiento individual, familiar y social, producen un retorno al significado y, a su vez, lo hacen legible, lo cual abre de una manera novedosa la posibilidad de retomar la psicoterapia como instrumento terapéutico fundamental y de reiniciar la búsqueda de su, en apariencia, misterioso efecto.