En Trastorno 2020, tercera publicación de Valentina González, la autora nos entrega una historia perturbadora y envolvente que nos sitúa en un punto fronterizo entre la literatura y envolvente que nos sitúa en un punto fronterizo entre la literatura psicológica, la crónica y la narrativa de misterio. Mediante una prosa sencilla y directa, sin florituras ni excesos, la novela nos descubre gradualmente a la narradora y el mundo en crisis que se empeña en descifrar.
La vida cotidiana, en la coyuntura de la pandemia del coronavirus, reducida a lo más esencial, se torna extraña e inquietante, como si la realidad escondiera una trampa. La trama se desenvuelve fluida y contundente, bajo la estrategia de la fragmentación, en breves capítulos a modo de diario que poco a poco nos develan las tensiones internas de la narradora, sus relaciones afectivas, sus temores, recelos y dilemas, pero sobre todo una sospecha incontestable acerca de cada pequeña situación por la que atraviesa.
Así la historia teje en la mente del lector, de forma casi silenciosa, una teoría personal del por qué y el cómo la realidad se ha contaminado o deformado más allá de la excepcionalidad propia de los tiempos de pandemia. Como lectores seguimos el hilo que la narradora nos deja entre apartamentos, pasillos, escaleras y habitaciones comunes y corrientes, que sin embargo se hacen más y más fantasmales conforme avanzamos en la historia. Es sin duda una narración que trapa y estremece, resultado del ejercicio concienzudo de escribir, que con destreza y solvencia es capaz de convertir un conjunto residencial cualquiera en una suerte de laberinto de Minos acechado por una oscuridad de proporciones extraordinarias.
Jairo Andrade
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