La normalidad y la enfermedad mentales vienen acompañando al hombre desde los albores de su desarrollo. Los roles de convivencia fueron impuestos por la convivencia, la experiencia y la autoridad. La convivencia era seguridad para el grupo humano, se la debía mantener para que los temores no guiaran al grupo a situaciones irreversibles. La competencia para un determinado rendimiento significaba una forma de destacarse y, más adelante, detener autoridad y, luego de ella ya figuraba la obediencia y se seguía manteniendo la conveniencia. El hombre tenía, junto con su grupo, enemigos comunes que, si bien en un principio eran las fueras que se cebaban de humanos, luego pasaron éstas a segundo plano en la medida que el hombre creaba herramientas (la maza, el uso de la piedra para golpear o lanzar, la flecha o la red). Todas alejaban al animal del brazo humano, no lo exponían. La conveniencia hizo al desarrollo de la caza en conjunto y obedeciendo a quienes eran más temidos o a quienes obtenían mejores resultados.
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