A manera de apología antes las controversias originadas por el desbordamiento de los criterios científicos en otros terrenos del saber. Marc Bloch reflexiona sobre qué debe ser la historia, la originalidad de sus métodos, su función social y cómo debe trabajar su especialista. El desarrollo de ese análisis hasta el periodo de entreguerras se sintetiza en introducción a la historia, donde, además, subyace un auténtico interés ético por definir al historiador a partir de su oficio, por dimensionar los alcances de su trabajo y esclarecer sus objetivos científicos.
A Lucien Febvre se debe la publicación póstuma de esta obra, cuyo manuscrito quedo inconcluso tras la muerte del autor durante la segunda Guerra Mundial, hecho que segó a uno de los críticos de la metodología histórica más sobresalientes.
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