Los suicidios ya no sorprenden a la gente. Los que no saltan al abismo mueren por una enfermedad, que, literalmente, los mata de risa. Los vivos no desean más sumergirse en el dulce sueño enajenado que provee la pastilla milagrosa fenta, aunque poco a poco ha dejado de ser suficiente. Durante estos años, antes de que todo acabe, los empresarios envenenan la vida con una sonrisa, los predicadores hacen rituales de fuego para librarse de la maldición que aqueja al mundo, los influencers planean una revolución sin justicia alguna y un grupo de mujeres en el desierto busca la verdad más allá de lo absoluto