La terrible inseguridad jurídica frente a la cual se encuentra nuestro pueblo es injustificada. En cualquier campo que se legisle encontramos una inflación legislativa extensa, confusa y sin propósitos claros de perdurar. La culpa no puede ser sino del que produce: un legislador sin preparación para legislar, más formando para la actuación, el canto, el deporte, la comedia o el comercio que para legislar sobre la vida y los bienes de las personas. Tal vez nuestros padres de la patria no son suficientemente conscientes de que su actitud depende la vida, la felicidad o la tristeza de todo un pueblo. ¿Cómo poder legislar sin tener los mínimos conocimientos del Estado, de la Constitución, de la ciencia política, del Derecho, de la geografía, de la historia y de sus necesidades? Legislar es una actividad de sabios. Los griegos y los romanos nos han enseñado algo al respecto: sabiduría para elaborar un código, para proteger a sus asociados, para imponer contribuciones, para solucionar conflictos armados, para pacificar un pueblo a través de la ley.
CONTENIDO
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO PRIMERO
El proyecto constitucional bolivariano
SECCIÓN PRIMERA
El pensamiento bolivariano: Un proyecto constitucional
SECCIÓN SEGUNDA
La obra constitucional bolivariana
CAPÍTULO SEGUNDO
La era constitucional posbolivariana
SECCIÓN PRIMERA
El constitucionalismo granadino
SECCIÓN SEGUNDA
SECCIÓN TERCERA
La constitución centralista de 1886
ANEXOS
BIBLIOGRAFÍA