
Ante un inminente cambio que afectara de forma irreversible su futuro, Alexander Leóntievecich Onísimov rememora y cuestiona las decisiones del pasado que proporcionaron ese punto de inflexión. En un nuevo nombramiento, este ingeniero cuya vida entera estuvo al servicio de Stalin es nombrado embajador de un país de Europa del norte y forzado a abandonar a su familia, su modo de vida y su importante empleo en la industria metalúrgica. Por via de Onísimov, Alexander Bek desentraña, en esta historia real, las contradicciones que conlleva obedecer las órdenes del amo, así como las consecuencias de tales paradojas. De esta forma, el autor nos ofrece una panorámica de la industria soviética del metal, así como los estragos de una vida basada en la obediencia ciega, en la que la consolidación del régimen se antepone a todo.