En atención a la singularidad de este libro, con sus múltiples y dispares divisiones, con la intensidad variable de sus énfasis, su edición se apartó de los ideales de unificación y le permitió, en gran medida, respirar a su aire, conservando incluso sus aparentes contradicciones.
El Libro de los viajes o de las presencias es una obra de madurez y de maduración. En él se recoge el proceso filosófico y espiritual del autor durante un largo período de crisis vital que lo sumió en el silencio y en la soledad durante casi veinte años. Para entender a cabalidad la obra hay que tener en cuenta esta dura etapa de Fernando González.