Este último libro de Manuel Vicente Peña no es contra la Policía Nacional. El autor, un experto en el tema, quien desde niño quiso ser agente, era un amplio defensor del organismo, al punto que fue profesor cívico en la institución a comienzos de los 80, en la época del general Víctor Delgado Mallarino, y luego fundó la Asociación de Choferes No Matones para respaldar las buenas acciones de la Policía de Tránsito, tarea en la cual tuvo el apoyo del ahora general Gilibert.
En esta obra se denuncia a un sector “podrido” de la institución dirigido por el general Serrano, quien como un “Montesinos” colombiano, se enquistó en el organismo armado y apadrinó la mafia y la corrupción.
En el General “Serrucho” se destapan casos como la cuota que recibía Roso José de la mafia; construcción del búnker del narcogeneral con recursos robados de USA; las comisiones de Serrano en los contratos en la Policía; el compadrazgo del general Linares con el narco Luis Carlos Molina; el sobrino violador de Linares; la cuenta secreta en dólares que maneja el general Arellano en Londres; la condena al sobrino extorsionador de Arellano; la amistad entre los generales Durán Quintanilla, Arellano y Trujillo con un poderoso contrabandista; el video que tiene E.U. sobre el coronel ladrón sobrino de Durán Quintanilla, el robo del capitán Pimienta Padilla; la intimidación al juez Coley; los negocios del general Gilibert; la implicación de Gilibert en el hurto de los fondos de la NAS y la petición de E.U. de retirarlo; el verdadero poder del coronel edecán Royne Chávez; el montaje del general Gallego contra GMP y los Moreno Villa; cómo la esposa de Gallego hizo botar a un humilde patrullero, los oficiales “chuzadores” de teléfonos de los candidatos presidenciales y muchos más.
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