Marc Augé pone aquí a prueba su experiencia de etnólogo y de habitante urbano para descifrar la trama que las costumbres van tejiendo un día cualquiera en París. Así descubre cómo los lugares organizan los recuerdo, cómo se entrelazan las prácticas cotidianas en un universo simbólico donde el etnólogo puede circular entre la actualidad política y el deporte, entre los sueños y los días, entre Durkheim y la estación Sévres-Babylone.