El Alférez Real de Eustaquio Palacios es una de las novelas históricas más importantes de la literatura vallecaucana y colombiana; en ella se conservan infinidad de aspectos de la Cali de 1789. En el escrito abundan las imágenes de aquella ciudad naciente, descrita como una “Arcadia idealizada”, donde no se cometían delitos y la gente vivía en la abundancia. Como documento de la denominada “Historia de la vida privada” es único: aborda temas de gastronomía, música, paisajes, botánica, procedimientos medicinales y, por supuesto, las relaciones entre una clase española dominante, los mestizos o montañeses, y la población afro, esclavizada. Todos estos aspectos nos permiten rastrear el pasado de nuestro territorio y fortalecer la memoria de Cali.
La creación de El Alférez IReal parte de la necesidad de imaginar a los personajes de la novela en nuestros días; coinciden los nombres pero los protagonistas son otros. El proyecto busca establecer un diálogo entre aquellos que fuimos y el presente, imaginando los destinos de algunos personajes en el transcurso del tiempo.
El espectáculo construye una intertextualidad con la novela; no es una adaptación, porque el resultado es un texto nuevo, autónomo, que dialoga con el existente. En el proceso de construcción del espectáculo nos hemos valido de las más diversas modalidades de creación, desde la escritura formal por parte del dramaturgo, las improvisaciones grabadas y transcritas, los textos que componen los actores, apartes tomados de El Alférez Real, etc. Ninguna de las denominaciones existentes para este tipo de creaciones: creación colectiva, proceso colaborativo, dramaturgia asistida puede definir en su totalidad el laboratorio de creación que ahora inicia su vida pública. Lo que sí sabemos es que la construcción del espectáculo y de su texto se ha dilatado en el tiempo y la cesta de borradores desechados supera varias veces la que los lectores podrán apreciar.