¿Y qué hemos de ver nosotros en la necesidad del trabajo de tantos millones de hombres, sino el instinto de conservar la existencia, el mismo instinto omnipotente por el cual algunas plantas raquíticas quieren afianzar sus raíces en un suelo roquizo? En esta horrible lucha por la existencia solo sobrenadan aquellos individuos exaltados por la noble quimera de una cultura artística, que los preserva del pesimismo práctico, enemigo de la Naturaleza como algo verdaderamente antinatural.
Cuando se habla de “Humanidad”, se piensa en lo que “separa” y distingue al hombre de la Naturaleza. Pero tal separación no existe en realidad; las propiedades “naturales” y las propiedades “humanas” son inseparables. El hombre, aun en sus más nobles y elevadas funciones, es siempre una parte de la Naturaleza y ostenta el doble carácter siniestro que aquella. Sus cualidades terribles, consideradas generalmente como inhumanas, son quizá el más fecundo terreno en el que crecen todos aquellos impulsos, hechos y obras que componen lo que llamamos Humanidad.
CONTENIDO
Nietzsche en Grecia por Gustavo Varela
El estado griego [Prólogo a un libro no escrito, 1872]
Homero y la filosofía clásica [Lección brindada por Nietzsche el 28 de mayo de 1869 en la Universidad de Basilea, suiza]
La lucha de Homero [Prólogo a un libro no escrito, 1871-1872]
Sobre la música y la palabra [Fragmento inédito de 1871]