Luz Ángela nació en La Argentina (Huila), en un pueblito llamado en esa época Plata Vieja, pero a los 4 años de edad, en 1948, llegó con sus padres y hermanos al Putumayo.
Sus padres tomaron la decisión de viajar hacia el sur para protegerse de la violencia que se desató luego del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. Después de llegar a Mocoa y vivir ahí unos meses, compraron una finca en frente de Puerto Limón, al otro lado del río Caquetá, en una vereda llamada Nápoles, y en ella se establecieron. Ahí pasó su primera infancia y se enamoró de la naturaleza, especialmente de los ríos que aún hoy son su lugar predilecto en el universo. A esa finca la atravesaba una quebrada de nombre Guayuyaco, que vierte sus aguas al río Caquetá en frente de la cabecera municipal de Puerto Guzmán. Dice ella que sus aguas eran cristalinas y que dejarse abrazar por estas constituía su mayor felicidad. Los recorridos por los parajes de selva que hacían parte de aquella finca significaban la magia de una vida plena en la que no había lugar a las preocupaciones materiales del mundo de hoy. Las melodías de la selva entonadas por loros, micos y pavas, entre otros animales, son su mejor recuerdo auditivo.