(1828-1910) es uno de los más importantes narradores de la literatura mundial. Algunas de sus obras más conocidas, como Guerra y Paz, Anna Karénina o Resurrección son consideradas como la cúspide del modelo realista occidental. Asimismo, su maestría narrativa, la profundidad de sus intuiciones y la exactitud de sus retratos psicológicos hacen de él un pensador moral tan destacado como fascinante. Por otro lado, sus reflexiones teóricas sobre la no violencia activa, sus análisis en el terreno de la economía política y su reivindicación de la cultura campesina lo convierten en un precursor de los modelos actuales del decrecimiento y la desobediencia civil contemporánea, ajeno al paradigma del «sabio solitario» y cercano a la noción de «intelectual comprometido», cuyas propuestas son efectivamente susceptibles de servir de base para la transformación de nuestras sociedades.
Nacido en el seno de una importante familia de la nobleza rusa, se crió con sus tías paternas en la gran hacienda familiar tras el fallecimiento de sus padres cuando todavía era un niño. A partir de 1844 estudió Derecho y Lenguas Orientales en la Universidad de Kazán, pero abandonó sus estudios en 1847 descontento con los métodos educativos. Durante esos años se prodigó en una existencia ociosa, con habituales maratones alcohólicos, eternas partidas de cartas e innumerables aventuras amorosas tanto en la bulliciosa Kazán como en la deslumbrante San Petersburgo, así como diversas expediciones militares en el Cáucaso y durante la Guerra de Crimea. Al cabo de los años se refugió en su Yásnaia Poliana natal, donde sufrió una profunda crisis de conciencia y una transformación radical de sus ideales políticos y sociales, que mantuvo ya de por vida y de las que este libro es uno de sus principales exponentes.