Tantos años de violencia armada, de masacres, es obvio, dejaron huellas imborrables en la memoria de una generación de niños y adolescentes campesinos que presenciaron impotentes al incendio de sus casas y el asesinato de sus padres, hermanos y seres queridos en general, al cabo de indescriptibles rituales de la sociedad colombiana.
Una noción parecida me inspiró: Noche negra. Recuerdos de antaño. Me hizo recordar que mi familia también fue desplazada como muchas otras en nuestro país. Surgió por el deseo de entroncar con el pasado, sea este real o imaginario. Intento mostrar a través de retratos de los personajes, las consecuencias de la violencia, no solo armada y política, sino, de otros tipos: la violencia psicológica, la intrafamiliar, la violencia sexual, emocional y física.
Los datos históricos son cortos y preciso, la investigación fue larga y minuciosa: los gobernantes y los principales acontecimientos en nuestro país desde 1934 a 2012, sin parar inadvertida la época en que la familia llegó al pueblo en 1810, atraía por la exuberante de sus tierras.
CONTENIDO
Palabras previas
Capítulo I
Hernández, el inmolado
Capítulo II
Josefina, la malquerida
Capítulo III
Gabriela, la monja
Capítulo IV
Esteban, el orate
Capítulo V
Lucy, la madre
Capítulo VI
Miguel, el padre