La voluntad de leer es siempre resultado del deseo por conocer; es producto natural de la curiosidad intelectual y del interés por escuchar relatos y jugar con el lenguaje. Si hoy los jóvenes y los adultos no leen, no es porque no les hayan leído en su infancia, sino porque desde temprano se les fue segando el gusto de aprender, la capacidad de formular preguntas, de asombrarse indagar. Y si hay un lugar para alimentar ese gusto y permitir que esas capacidades se desarrollen, ese lugar debe ser, si duda, la biblioteca pública.
Genevieve Patte aborda aquí, con fluidez y una condición excepcional, la importancia y la tarea de las bibliotecas públicas. Su trabajo es en realidad una reflexión abierta sobre la lectura, que propone dar libertad a la intuición para que, con base a la singularidad, cada persona, cada niño, explore distintas vías de aproximación a la lectura. Su perspectiva se funda en su magnifica capacidad de observación, en su aguda sensibilidad y, sobre todo, en su amplia experiencia.
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