Es considerado como un autor marginal por no haber formado parte de ninguna corriente literaria ni haberse integrado a grupo literario alguno, y por ser desconocido durante muchos años. Cultivó el cuento, la novela y el teatro. Se le ha comparado con Rulfo por el mundo personal que se inventó para sus escritos, así como por las características de sus personajes, los cuales, no obstante, tienen su propia originalidad. Sus temas abarcan la limitación sensorial del hombre para percibir la vastedad del mundo que lo rodea, pero sin perder de vista el sentido del humor, la aparición de lo insólito, lo extravagante y lo grotesco, que lo alejan del tradicionalismo de otros autores, razón por la que es considerado precursor de la narrativa fantástica mexicana de los años cincuenta.