Se trata de un libro para prelectores y primeros lectores que, a partir de un texto muy simple, se van familiarizando con toda la gama cromática. Además, como se representa una amplia sucesión de animales domésticos y salvajes, pintados con formas, trazos y colores poco convencionales, este álbum no solo contribuye a reforzar la imaginación, sino también a transmitir la importancia de la libertad creativa. Al mismo tiempo que se acerca al público la figura del artista, también se introducen nociones de Arte e Historia que interesan a los lectores de todas las edades. El artista que pintó un caballo azul tiene un trasfondo autobiográfico: Eric Carle se retrata como un ilustrador que no se ciñe estrictamente a la realidad, mostrándose orgulloso de practicar un estilo característico que le distingue.