Después del 9 de abril de 1948, en las montañas del Tolima, Caldas, Valle del Cauca, Antioquia y Cundinamarca comenzaron a aparecer bandas de hombres armados que se pusieron fuera del alcance del Estado e impusieron su ley mediante la violencia, la extorsión, el robo, el secuestro, la violencia sexual y el boleteo, desafiando el orden establecido.
La lista de estos personajes es interminable, dentro de ella podríamos resaltar a aquellos que por sus acciones sanguinarias adquirieron renombre singular en la historia colombiana como: Tirofijo, Chispas, Venganza, Desquite, Pedro Brincos, Zarpazo, Efraín González y Jacinto Cruz Usma, más conocido por su monstruoso alias de Sangre Negra, sobre quien se han escrito las paginas de este libro.
Sangre Negra no es un agente de justicia ni un restaurador de la ética, elementos que caracterizan un bandido social; es simplemente un asesino indiscriminado que no tenía ninguna moderación al matar y al ejercer cualquier tipo de violencia. No llego a convertirse en un héroe para la población local, ni nacional, como en el caso de Efraín González. Ejerce la violencia a ultranza, a diestra y siniestra. Hace parte de ese grupo al que Eric Hobsbawm otorga poca importancia dentro de su tipología y que cataloga como bandidos criminales, “psicópatas o psíquicamente trastornados”. Hizo sus practicas sanguinarias (como el “corte de franela”), la afirmación de su crueldad y poder.
Índice
Palabras liminares a la Biblioteca Libanense de Cultura
Presentación
Anexo cartográfico
Anexo fotográfico
Anexo documental