Consuma la conquista de México, el destino de la palabra –la que había sido expresada por los forjadores de cantos, los sabios, los escribanos y los pintores de códices– fue objeto de la preocupación de muchos. Unos, por considerarla inspiración del Demonio, quisieron erradicarla, silenciar los cantos y reducir a cenizas los libros de pinturas y caracteres.
Otros, principalmente de estirpe indígena –convencidos de que la antigua palabra era luz que alumbra sus vidas–, escondían sus libros y se ocultaban para seguir entonando sus cantos o intercalaban en ellos invocaciones cristianas.
El propósito de esta obra es analizar y valorar el largo proceso que marco el camino que habría de seguir la palabra indígena. Miguel León-Portilla recurre a los testimonios de la oralidad indígena que se trasvasaron a la escultura alfabética, y con sentido crítico analiza si existió un verdadero rescate de la palabra. Así, estas páginas muestran cuál fue el verdadero destino de la oralidad prehispánica y hasta qué punto su valor y su belleza perduran hasta nuestros días.
CONTENIDO
Introducción
PRIMERA PARTE: ¿HEMOS TRADUCIDO LA ANTIGUA PALABRA?
SEGUNDA PARTE: DEL CÓDICE PICTOGLÍFICO A LA LUMINOSA PRISIÓN DEL ALFABETO
TERCERA PARTE: LA RELIGIÓN DE LOS NICARAOS. ANÁLISIS Y COMPARACIÓN DE TRADICIONES NAHUAS
CUARTA PARTE: CUICATL Y TLAHTOLLI: LAS FORMAS DE EXPRESIÓN EN NÁHUATL
Una consideración final
Bibliografía
Índice analítico