
Es una novela que se nutre de otros géneros como la tradición oral, la música, el mito, la historia, todo firmemente tejido. Se despliega a través de un coro de narradores con voces que tienen el timbre de la rabia, la muerte, la impotencia, pero también la esperanza. El lector que se interna en este astillado mundo verbal, imposible que salga ileso. Es una novela que trenza el espanto y la maravilla. La historia dolorosa del pueblo quechua y su fuerza para seguir amaneciendo. Es deslumbrante por el desafío de abarcar múltiples memorias y por la capacidad contarlas con ritmo de río.