
Este libro surge de interrogantes que se formula el autor. ¿Cuál debe ser el lugar de las creencias religiosas en un Estado laico? ¿Cómo superar la polarización entre laicismo y tradicionalismo? ¿Existen puntos de encuentro entre creyentes y agnósticos que hagan posible un diálogo entre ambos?
Al discutir críticamente el modo como los teóricos de la política y el derecho más influyentes en la actualidad abordan la relación entre política, derecho y religión, Iván Garzón Vallejo propone una reinterpretación de la forma como han sido entendidos el liberalismo, la democracia, la laicidad, la tolerancia y el secularismo en América Latina.
El debate público sobre los asuntos moralmente controversiales podría dejar de ser una guerra discursiva en la cual los interlocutores sólo pretenden destruir la postura de su antagonista. Este libro sienta las bases de esta transformación.
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Comentario al libro: Garzón Vallejo, La religión en la razón pública
“Díkaion”, año 29, vol. 24, n° 1, 2015, p. 196 y 197
“¿Puede un creyente, manifestándose como tal, intervenir válidamente en los debates basilares que integran la agenda política de las democracias?” Con esa pregunta, el profesor argentino Luis María Bandieri empieza el prólogo de La religión en la razón pública, en el libro de Iván Garzón Vallejo que aborda el problema de la relación entre creyentes y no creyentes en el ágora de las democracias, donde los argumentos religiosos han dejado de ser argumentos de autoridad.
En el actual debate cultural y político se discute sobre la presencia de crucifijos en las escuelas públicas, sobre la posibilidad de escudarse en la libertad religiosa para no ser obligado a practicar un aborto o celebrar una boda gay, sobre la alusión a las raíces cristianas de las sociedades occidentales en documentos oficiales, etcétera. Entre toda esa amplia gama de posibilidades para abordar la presencia de la religión en la vida pública, Garzón Vallejo se ha enfocado en el problema del lenguaje al interior de la comunidad liberal, en concreto, en la cuestión de si los argumentos de los creyentes pueden –y cómo– ser considerados “razones públicas”. Para dar respuesta se apoya en dos autores que desde una perspectiva agnóstica tienden puentes con el mundo de la fe: John Rawls y Jürgen Habermas. Del primero toma conceptos como “razón pública” y “doctrinas comprensivas”, mientras que de Habermas extrae las nociones de “traducción” y “política deliberativa”, entre otras. Lo que el autor propone, a partir de esos pensadores, es un diálogo que respete las condiciones del sistema democrático sin caer en extremos confesionales o laicistas, una tregua entre creyentes y no creyentes, evitando extremos como la supremacía de una perspectiva religiosa particular o la expulsión de los ciudadanos religiosos del debate público.
El libro es un texto ac