Es muy sabido por los analistas del discurso que un texto puede tener varias lecturas y esto mismo aplica a la entrevista que nos presenta Londoño, pero podemos estar seguros de que cualquier lectura será estimulada. Los lectores que no han conocido personalmente a Van Dijk se sentirán más cerca de él a través de sus confidencias y sus relatos de los encuentros personales con autores alemanes, franceses y norteamericanos. Los que deseen entender teóricas que recorren sus publicaciones apreciarán las definiciones, los ejemplos y las aclaraciones. Quienes han expresado alguna vez críticas a sus teorías podrán ver que estas no vienen por inspiración espontánea y que no surgen de una posición ideológica particular (aunque el discurso no deje de ser ideológico) sino por el trabajo constante, riguroso y con base empírica. En el caso de Van Dijk, retar su teoría, particularmente la noción de modelos contextuales que han fortalecido en la última década, se torna una tarea difícil porque los conceptos que manejan y sus explicaciones se han gestado durante mucho tiempo y con gran solidez. Su trabajo es un ejemplo de constancia que no deja cabos sueltos y es inspirador.