El arte de las primeras vanguardias se suele analizar bajo dos grandes «paradigmas»: el de la obra única, cuyo carácter de singularidad deriva de la ruptura formal y del efecto shock, y el de la multiplicidad, dominado por la discontinuidad del espacio-soporte. Pero hay un “tercer paradigma” generalmente olvidado, el del archivo.
A su estudio se ha dedicado este libro, en el que se analizan sus fuentes, sus precedentes, su desarrollo y sus principales ejemplos a lo largo del siglo XX y los del XXI, ocupándose del trabajo de los artistas visuales que registran, coleccionan, almacenan o crean imágenes que, “archivadas”, han devenido inventarios, tesauros, atlas o álbumes. Artistas que se valen del archivo como un nexo entre la memoria y la escritura, como un territorio fértil para todo escrutinio teórico e histórico, o como un lugar para reconstruir visiones utópicas.
De ahí Arte y archivo, 1920 – 2010 sea una historia arqueológica y genealógica de las relaciones, a veces lineales a veces discontinuas, entre arte y archivo. El archivo deja de ser un espacio polvoriento o un repositorio de artefactos históricos para convertirse en un sistema discursivo y “relacional” activo que establece, tanto en lo estético como en lo social y lo político, nuevas relaciones de temporalidad entre pasado, presente y futuro, en lo que se entiende como tiempo del “futuro perfecto”.
CONTENIDO
Prefacio y agradecimientos
Introducción
I. La génesis del paradigma del archivo
II. El protoarchivo en las prácticas literarias, historiográficas y artísticas: 1920-1939
III. El archivo, la memoria y lo conceptual: 1960-1989
IV. El archivo, la fotografía y las acumulaciones: 1969-1989
V. Deconstrucción, relacionalidad y redes tecno-culturales: 1990-2010
VI. El archivo y la “deconstrucción” de la historia: 1989-2010
Epílogo. El archivo del futuro
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