Aprendívoros

Cómo vivir en la incertidumbre sin rendirse al conformismo o la desilusión y cómo prepararnos para el futuro son preguntas que enseguida encienden el debate.

Ante ellas, Santiago Beruete, filósofo y jardinero, nos invita a situarnos en el mundo como aprendices. Esa es una de las grandes cualidades que tenemos como seres humanos.

Desde su original y vital perspectiva, cultivar es una acepción al verbo educar. Así, “quien educa tiene un jardinero en su interior porque siembra la semilla de la curiosidad para que sus alumnos florezcan por dentro”. A través de su experiencia nos propone volver la mirada a la naturaleza en busca de respuestas. Y es que solo una persona cultivada, en continuo aprendizaje, desarrolla la actitud filosófica y el espíritu crítico necesarios para abordar una tarea imprescindible; imaginar un futuro diferente.

INDICE

Leer antes de reciclar

Primera parte. Las raíces o una cultura sin código de barras

• Humus, humano, humildad: tres conceptos una misma raíz
• La inteligencia naturalista
• “Jardinosofía” frente a ´digitalopatía´
• El verdor o el olvido
• Microhuertos y macroorganismos
• “El barón rampante” o de la educación silvestre

Segunda parte. El tronco o una educación bioinspirada

• Qué significa ser una persona cultivada
• Por qué es más importante dudar que creer
• Cómo mantenerse cuerdo en un mundo de locos
• Callar para ver
• Carta a alguien que se inicia en el oficio de cultivar personas
• Sembrar en las trincheras: 24 horas en la vida de un profesor
• Anatomía del niño salvaje

Tercera parte. Las ramas y las hojas: el ecosistema del aprendizaje

• Ni niño ni adulto
• Corromper a la juventud
• Las expectativas de labrarse un futuro
• Cómo vivir a la manera de los árboles
• Bromistas con pétalos
• Los avances tecnológicos no siempre significan un avance
• La creatividad no se puede enseñar

Cuarta parte. Los frutos o las semillas del gozo de aprender

• De profesión aprendiz
• ¿Pueden los alumnos cambiar la vida de sus profesores?
• Florecer por dentro
• Para aprender hay que enseñar