Un día de 1917, al subir al autobús, Ernest Cassierer tuvo la visión súbita del concepto de las formas simbólicas, es decir, del sistema de funciones fundamentales de la mente humana que sustentan todas las formas tendencias básicas de la cultura y explican la naturaleza particular de cada una.
La asimilación de materiales inmensos y la redacción de esta nueva filosofía le costó a Cassirer casi una década de afanes, que lo hicieron visitar los campos más disímiles del saber humano, pero el resultado fue una Filosofía de las formas simbólicas de la cual este es el último volumen y que representa una de las cumbres del pensamiento del siglo XX, con la característica, nada desdeñable, de constituir una empresa llevada –y escrita? hasta el final.
El presente volumen, dedicado a la fenomenología del conocimiento –volviendo al sentido hegeliano de “fenomenología” y sin prescindir de la “patología del conocimiento” ?, redondea la gramática de la función simbólica, “llave para abrir el tesoro de nuestra propia cultura”, pues es preciso captar las formas simbólicas como creaciones nuestras, a fin de que los símbolos se carguen de significación. Es preciso que vayamos más allá de la presencia, hasta penetrar en la representación.
El retorno previo al mundo de los signos prepara el asalto definitivo merced al cual el espíritu habrá de conquistar su propio mundo, el de la idea.
CONTENIDO
Prefacio
Introducción
Primera parte. La función expresiva y el mundo de la expresión
Segunda parte. El problema de la representación y la construcción del mundo intuitivo
Tercera parte. La función de la significación y la construcción del conocimiento científico