A menudo los niños se preguntan cómo podemos estar seguros de que no todo lo que vivimos es un sueño. Más que una curiosidad pueril, esta interrogante demuestra la perplejidad y la admiración ante las cosas más comunes de la vida, que -según Bertrand Russell- son propias de un pensamiento depuradamente filosófico. Al mismo tiempo, tales meditaciones reflejan un razonamiento tan agudo como el propio Descartes, quien, ante la falta de “indicios concluyentes con los que se pueda distinguir la vigilia del suelo”, demostró un asombro total, que casi no podía convencerse de que estaba despierto.
En esta obra, Gareth B. Matthews afirma que los niños abordan de manera completamente natural los principales problemas filosóficos y que lo hacen con claridad y orden. Así, a través de una serie de ejemplos -tan intrigantes como estremecedores- prueba que la capacidad de abstracción forma parte de la mente infantil. Además, invita a quienes aman a los niños a estimular su fantasía y pensamiento filosófico mientras una literatura acorde con su intelecto y sensibilidad: El mago de Oz, El oso que no lo era o A través del espejo. En conjunto, estas paginas constituye un alegato conmovedor y polémico a favor de los pequeños, a quienes el autor define de aquellos “mayores” que prefieren desdeñarlos y apartarlos de los territorios del saber.
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