No es aventurado decir que el filósofo Émile Chartier, llamado Alain, es el mayor pensador contemporáneo de la educación y los asuntos relacionados con la enseñanza, sobre todo si tenemos en cuenta que hizo de estos asuntos una ocupación y una dedicación a las que entregó gran parte de su vida y de su inteligencia audaz y penetrante. su obra entera, que abarca la reflexión estética y ética principalmente, está trufada de ideas pedagógicas que persiguen sacar a la humanidad de la barbarie que la acecha poniéndola en el camino de conseguir un objetivo de verdad humano. “Para entrar en este libro, que debería tener abundantes seguidores en nuestro país, porque se sufre hoy entre nosotros la incertidumbre de la normativa cambiante que hay en la enseñanza”, asegura Enrique Miret Magdalena en la presentación de esta edición española, “conviene que sepan sus lectores –profesores o padres– las ideas maestras de lo que más detenidamente van a leer (…)ante todo sorprenderá la definición de Alain sobre la educación, cuando asegura que “educar es dar al hombre a conocer su poder de autogobierno para no creer sin pruebas”. “Geometría y poesía; con eso basta”, decía también Alain. Ojalá le hagamos caso hoy con las discusiones bizantinas entre los defensores de las humanidades o de las ciencias. Las dos necesarias, como señala Alain, y todos deben aprender las ideas fundamentales en estos dos campos complementarios, estudiando y leyendo, porque no sabemos leer, aunque lo creamos, y ésa es también una preocupación de Alain. Y leer lo que más ha instruido a la humanidad, los libros de la angustia sabiduría… aprenderemos más psicología en ellos que en los manuales al uso. Leamos este inteligente libro, que se lee con extrema curiosidad y puede ser nuestro libro de cabecera por lo mucho que nos hará pensar”.
Las Charlas sobre educación, que forman parte de un corpus de artículos que Alain escribió diariamente a lo largo de toda su vida y publicó en pequeños periódicos y revistas y las Lecciones de pedagogía infantil, agrupadas en este volumen, constituyen un verdadero compendio de sagacidad y de sentido crítico aplicado a una briosa reflexión que apunta a las bases para una enseñanza y una educación verdaderamente humanas. Pero si eso ya es mucho, no es menos la prosa con que están escritas estas obras, seguramente la prosa filosófica con más relieve de todo el siglo XX.
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